sábado, 24 de marzo de 2007

Crónica de un golpe anunciado

El 24 de marzo de 1976, las fuerzas armadas realizaron un nuevo golpe de estado que llamaron "Proceso de Reorganización Nacional" e impusieron el gobierno de una Junta Militar compuesta por el teniente general Jorge Rafael Videla como presidente (1976-1981), el almirante Emilio Eduardo Massera y el brigadier general Ramón Agosti.
Dicho golpe se puede decir que fué el más siniestro, macabro, genocida, y terrorista que hubo en nuestra historia. A pesar de ser más que interesante y poder escribir hojas y hojas acerca del proceso, este artículo va a estar centrado en cómo se llegó a ese 24 y qué factores hicieron que sea posible.

Es necesario aclarar que el 24 de marzo, a pesar de ser la "fecha de facto", no fué precisamente el día en que empezó el proceso. La muerte de Juan Domingo Perón el 1 de Julio de 1974, marcó el fin de una etapa muy cuestionada, pero democrática al fin. A partir de ese entonces, el país se vió envuelto en una puja por el poder entre el peronismo de derecha, el peronismo popular, la izquierda, la oposición y los militares.
Inmediatamente después de la muerte de Perón asume la viuda Isabel de Perón, quién, y sin prejuzgar, en el pasado fue bailarina de caño y no entendía mucho cómo era ese juego de gobernar. Por esta razón, tuvo su mano derecha, José López Rega, quién fue el verdadero presidente durante esos 2 años, Isabel no hacía más que poner la cara y la firma a los decretos que le entregaban. Vale destacar que el mismo López Rega que iba a gobernar el país durante estos 2 años, fue el impulsor de la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como "Triple A". Esta organización secreta de ultra-derecha se encargaba de eliminar al "subversivo", terminar con el comunismo y el "terrorismo de izquierda" que había en el país. Resumiendo, el estado eliminaba el "terrorismo subversivo" con ya se puede decir "terrorismo de estado".
Hacia 1975 la situación política en la Argentina no daba para más. Las distintas peleas por el poder tanto en el gobierno como en la sociedad hicieron que se debilitaran más las instituciones de lo que ya se habían debilitado años atrás. Y como la historia dice, siempre que se debilitan las instituciones, aparecen los militares. Es en este año que el presidente provisorio, por una extraña licencia de Isabel de Perón, Ítalo Luder, firma los decretos 2270/1975, 2271/1975 y 2272/1975 para intervenir la provincia de Tucumán y "a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país". Entre algunas figuritas de hoy en las firmas del decreto aparecía el actual canciller Carlos Ruckauf y Antonio Cafiero.

Como se puede apreciar todo el gobierno fue cómplice de la intervención militar y fueron quienes abrieron las puertas hacia el 24 de marzo de 1976. Vale destacar que aquel día en que los uniformados de verde llegaron a la Casa Rosada, si bien fueron con todos los tanques y todo su protocolo, no ejecutaron ni un solo disparo. Y no solo el gobierno fué complice. Podemos ver cómo ese 24 de marzo, las cámaras presentes registraron en Plaza de Mayo el festejo de una parte del pueblo por la venida del gobierno de facto. Resulta ilógico cómo en nuestra historia ante la venida de un golpe militar la sociedad siempre reacciona en apoyo a este o por lo menos no presenta oposición.

Hoy no es una fecha más en el calendario, es una fecha para decir "Nunca Más", nunca más terrorismo, nunca más dictaduras, nunca más guerras, nunca más violencia, nunca más persecuciones, nunca más secuestros, nunca más torturas, nunca más muertes y nunca más desapariciones.

A 31 años de aquel irrepetible día (pero nunca olvidable) con un gobierno democrático y constitucional, nuestra sociedad todavía carece de fortaleza institucional y derechos constitucionales. En estos últimos años y a pesar de los cambios que hubo, todavía vemos huellas de represión y violencia como en aquel 20 de diciembre de 2001, como en las muertes de Kosteki y Santillán en el 2002 o como el reciente secuestro de Geréz y la desaparición de Jorge Julio López. Resulta urgente tanto para el gobierno como para la sociedad poder terminar de limpiar las manchas del proceso y lograr por fín una democracia propiamente dicha.

1 comentario:

Anónimo dijo...

y... es cierto, pero el problema es que nada cambio, o mejor dicho muy poco...

saludos