Como ya es costumbre nacional, la escuela primaria y la secundaria de nuestro país son un granero de falacias. Ayer pudimos ver el caso del acto escolar “La Revolución de Mayo”, que no es una parodia, sino la simple realidad.
Por empezar, en la obra, faltan varios protagonistas como Juan José Paso, Manuel Alberti, Juan José Castelli, Miguel de Azcuénaga, Juan Larrea, Domingo Matheu y el ex Virrey Cisneros. Todos en mayor o menor medida fueron protagonistas de esta historia.
Uno de los grandes problemas de la enseñanza primaria es que no logra transmitir a los alumnos quiénes en verdad fueron Mariano Moreno, Cornelio Saavedra y Manuel Belgrano.
Moreno no era un tipo que iba al Cabildo solo a decir “el pueblo quiere saber de qué se trata”. Este tipo, era un estratega bárbaro, que sabía muy bien lo que debía hacer para terminar con el sometimiento español en la región. Traía al pueblo las ideas de la Revolución Francesa, era traductor de Rousseau, e impulsaba a que la gente común pudiera acceder a estos principios. Publicó en su diario "La Gazeta de Buenos Aires" "El contrato social" entre otros artículo que modernizarían el pensamiento de la Colonia.
Castelli y Belgrano eran los más destacados de su equipo. El primero era un abogado y periodista fundador del Telégrafo Mercantil. También tenía en sus ideales grandes influencias de autores modernos como Voltaire, Rosseau y Motesquieu. El segundo era un destacado intelectual graduado de la Universidad de Salamanca. Este abogado además de sus ideales modernos que paradójicamente conoció en el Vaticano, tenía un gran sentimiento independizador que sería vital para ejecutar la Revolución en ese mayo de 1810.
Tres revolucionarios de los buenos que dejarían todo por su país y su pueblo. Pero la revolución no les salió gratis así como nos lo pintan y hasta fue condicionada. Se declaró lealtad a Fernando VII para no tentar a Francia e Inglaterra de colonizar un nuevo territorio independiente. Se tuvo que delegar la presidencia de la Junta a un aristócrata como Saavedra que resultó estar más cerca de los intereses españoles que de los del pueblo argentino. En una época sin camisetas, ellos dejaban todo para que el sueño algún día sea posible. Aunque tarde seis años en llegar y que su gran protagonista, como lo fue Mariano Moreno, no pudiera vivir para verlo.
Otra falacia de nuestros actos escolares es involucrar siempre a los vendedores ambulantes y hacer énfasis en ellos. Primero que estos comerciantes no eran negros. Por ese entonces todo hombre de piel oscura, era un esclavo de los sectores más altos. Ninguno estaba suelto por las calles, esto era un desperdicio para el mercado de la servidumbre.
Un hecho bastante llamativo es el de la imagen de French y Berutti en los actos. Siempre emergen de la nada repartiendo cintitas de color blanco y celeste. Nadie nos dice que estas cintitas de incierto color, eran para identificar a los revolucionarios de los realistas en caso de que la cosa salga mal. Ya que resulta que French y Berutti además de repartir distintivos estaban al mando de un grupo llamado "La Legión Infernal". Un movimiento de seiscientos rebeldes totalmente armados que en caso de que la revolución fuera frustrada, reaccionarían de manera violenta contra los realistas para expulsarlos del poder mediante la fuerza y la sangre. Belgrano desde uno de los balcones del Cabildo era el encargado de darles la orden de ataque, en caso de que fuera necesario, agitando un pañuelo blanco.
Algo que jamás toleré, tolero y nunca iré a tolerar es la danza de la chacarera en los actos patrios. Está bien que se intente mostrar al público las diferencias culturales que habían en la época. Pero darle tanta importancia a un baile que poco tiene que ver con la revolución y el hecho que cueste más empeño, más horas de ensayo y más dinero para la producción de esa escena que la del Cabildo, es patético. Nos muestra el desinterés que hay por nuestras raíces y nos traza un camino a la deriva, ya que los grandes valores de estos verdaderos hombres quedan olvidados al ritmo del bombo y del zapateo.
Es lamentable el escaso sentimiento revolucionario que sobrevive en este país. Debe ser que las ideas de tipos como Moreno, Belgrano o Castelli, que pelearon para que hoy no le tengamos que rendir cuentas a un español, son un poco peligrosas a la hora de cancelar deudas con el FMI o rendirles honores a nuestros propios dirigentes.