martes, 25 de marzo de 2008

AHORA LA CLASE ALTA ES TROTSKYSTA

Las gordas de recoleta apoyan la "revolución campesina". Quieren que vuelva el neoliberalismo, lástima que no saben que con ese sistema fue el que más destrozos causó a los verdaderos productores. Claro, cuando en el campo la gente se moría de hambre nadie decía nada, ahora hacen protestas por la codicia.
Es verdad que Cristina se pasó de mambo con su discurso. Yo no estoy a favor del gobierno, pero mucho menos estoy con estos burgueses que ahora se la dan que "son el pueblo" pero cuando van en las 4 x 4 y ven un piquete dicen que "esos negros de mierda no quieren trabajar".
Esa clase de gente sólo sale cuando les tocan el bolsillo, me acuerdo de "piquete y cacerola, la lucha es una sola" y después nada.
Me mata que se hacen todos los trotsksytas pero a la hora de los bifes se van todos por Ezeiza.
Dan lástima.




PD: Disculpen la desprolijidad del post. Esto está escrito literalmente "en caliente". Verdadero periodismo subjetivo.

lunes, 24 de marzo de 2008

Sobre el día de la fecha

Hoy es veinticuatro de marzo del año dos mil ocho. Hace exactamente treinta y dos años ocurrió un hecho que cambió nuestras vidas para siempre. Incluso la mía.

El veinticuatro de marzo de mil novecientos setenta y seis yo todavía no había nacido. Ni siquiera existía como idea conjunta entre mis padres, que tampoco se habían conocido. Aún así, esa fecha me causó mucho daño, el que le causó a la sociedad, por eso a mí.

Corría la mitad de la década del setenta y el país estaba gobernado por lo peor del peronismo de derecha. Fuerzas guerrilleras de izquierda que buscaban terminar de golpe con tantos años de injusticia mantenían a la sociedad en vilo entre diez mil incertidumbres. El desorden general venía de varios años atrás, de aquellos de asunción condicionada y golpe.

Cuando la ingobernabilidad de la repulsiva señora María Estela de Perón se caía de madura, llegaron ellos. Esa manga de hijos de re mil puta que con la excusa de “reorganizar la nación” le dieron el golpe final. Nos knockearon.

Apoyados por lo peor de la sociedad (léase la Iglesia, el empresariado reinante de siempre, los grandes multimedios como Clarín y La Nación, entre otros íconos de la oligarquía local) hicieron lo que quisieron con total impunidad. Armaron una dictadura de manual -de las que les enseñaban a hacer en el ejército-. Secuestraron, violaron, mataron, torturaron, robaron, asesinaron entre otra lista interminable de verbos que no estaría de más recordar. Todo esto con el argumento de "erradicar a la subversión".

El plan era perverso, violaron hasta las mismas consignas que ellos –tan católicos apostólicos romanos- profesaban, para alimentar sus ambiciones de poder, materialismo y odio. Odio que se fungíafunge- en el nacionalismo barato, en la xenofobia, el racismo, el antisemitismo y el fascismo. Sin ir más lejos, mataban al que pensaba distinto. Eso no tiene explicación alguna. Es el crimen –dentro de los más punibles y perversos- más inhumano que puede existir. Va en contra de la esencia del ser. Matar por pensar.

Debe ser que cuando las ideas del otro son tan sofisticadas y los argumentos tan fuertes que alguien no puede ganar una discusión, se buscan otros recursos, como la muerte. Quiero hacer un paréntesis en este caso y sacar de la bolsa a grandes luchadores de la historia, como por citar dos ejemplos: el general José de San Martín y Ernesto “Che” Guevara. Puede llegar a ser considerada tendenciosa esta separación –que de hecho lo es- pero a mi entender, luchar por una causa justa, como la emancipación de un pueblo ante la opresión de otro que lo privó de su libertad, no puede ser considerado de igual modo que el genocidio cometido por esos innombrables que encima ya eran opresores.

A partir de ahí perdí muchas cosas. Muchas. Hoy tengo que costear una deuda externa que no es mía, sino del empresario para el cual trabajo, entre otros grandes personajes de esos que salen en la revista Caras. Alrededor mío hay gente que se caga de hambre. Y lo siento en lo más profundo. Dedico parte de mi tiempo en ayudarlos a salir del pozo que los tiraron. Desde lo económico a lo humano, pasando por lo intelectual con proyectos a futuro.

Posiblemente, también haya perdido algún amigo o conocido. Dentro de la gran cifra de personas que mataron, tal vez iría a conocer a alguno o alguna. Quién sabe. Pero no es cuestión de caer en el “qué hubiera pasado si…” sino en atarse a lo que pasó y ver qué hacemos con eso.

Pero de lo que estoy seguro, y es acá a donde apunta todo este texto, es que a partir de esa fecha, yo dejé de ser el que iba a ser sin haber existido. Hoy soy un militante más, y si tendría que medir el grado de tendencia de mis ideas, seguramente éstas denotan una clara alineación hacia la izquierda. Pero mi militancia no se basa en ver de qué lado estoy parado dentro sistema, si del derecho o del izquierdo. Mi causa está ahí, en las grandes injusticias que comete el ser humano solamente por ideas. Por las ideas que piensan los demás, porque acá el injusto no piensa, gobierna.

Sin lugar a dudas, el veinticuatro me cambió. Me hizo un militante humanitario –de izquierda, si por defecto les sale acotarlo-. Soy uno de los tantos que piden por memoria, verdad y justicia, pero cuando llegan estos momentos, a veces nos queremos olvidar de todo. Somos testigos de un pasado que no volvió pero que nunca se fue. Que está ahí mostrándonos lo aterrador que puede ser si no nos comprometemos con la causa. La causa de existir. Y en libertad.

Pd: Me olvidaba. Un día como hoy, hace treinta años, sería un subversivo.

jueves, 6 de marzo de 2008

Por fin un diario

El Domingo pasado no fue un día cualquiera. Como de desacostumbre, abrí la puerta de mi casa y el diario me estaba esperando en el patio. Lo tiré para adentro y yo seguí mi rumbo hacia la calle. Me dirigí apresuradamente al puesto de diarios mas cercano. Pregunté por el diario "Crítica", el quiosquero me dijo que ya se habían agotado. Que incluso de otros quioscos le vinieron a pedir. Inmediatamente fui al quiosco que queda en la estación de tren, a tres cuadras de el primero. Por su transitada ubicación, supuse que era seguro que en ese lugar tendrían un gran stock de periódicos. Quedaba el último. Después de arrebatarle el ejemplar al quiosquero e irme casi sin agarrar el vuelto, volví a mi casa con el tesoro en la mano. Tenía el primer ejemplar del "último diario de papel".

A primera vista era todo distinto. La tapa, mucho más sugerente que las tradicionales, no se destacaba por una "noticia" propiamente dicha, sino por una investigación. Sobre los bordes estaban los titulares del día y arriba a la izquierda una advertencia: "Y de regalo nada" dejando en off-side a los demás medios que ante la salida de "Crítica" llenaron de páginas a sus lectores y adjuntaron las mil y un revistitas posibles para que el público no se mude de negocio.

Apenas llegué abrí eso que tanto esperaba. Comencé a leer artículo por artículo, nota por nota, línea por línea todo el diario. A un ritmo increíble. Era más de lo que esperaba.

Noticias, una investigación, notas de interés general, buenos informes, entrevistas, opiniones, entre otros tantos géneros del periodismo escrito, estaban plasmados a la perfección en las páginas del diario.

La lectura era ágil, atrapante, envolvente, explicativa y muy pero muy clara. Con oraciones cortas y buen vocabulario, las mayoría de las notas cumplían su objetivo. Tenían una entrada atrapante, un buen desarrollo y un final que no dejaba cabos sin atar.

Titulares irónicos pero astutos, preguntas comprometidas en las entrevistas, imágenes editorializadas y otros recursos excelentemente explotados complementaban muy bien las líneas del periódico.

Si hablamos del contenido: investigación sobre las empresas de los funcionarios del Congreso (de todos los partidos) y sus negociados con el gobierno, entrevista al Ministro de Vivienda de Macri -un vendedor de pases de jugadores de fútbol frustrado, sin título y que según el sabía "nada, nada, cero" sobre arquitectura, infraestructura y planificación edilicia y demográfica- un informe muy bueno y detallado sobre los biocombustibles, una crónica impactante, buenos análisis políticos -sobre todo la noticia titulada "El siglo ha vivido equivocado" sobre el discurso de la presidenta acerca de que el kirchnerismo fue "lo mejor de los últimos cien años" (¡!)-, una sección de humor parodiando a un "diario oficialista", "The River Gallegos Times", entre otras secciones y la revista C (muy buen contenido al respecto) que venía con el periódico.

Durante la semana, vale destacar que el diario se encontró exigido de trabajo con el conflicto sudamericano entre Ecuador, Colombia y Venezuela. Exigencia que no solo cubrió, sino que aprovechó al cien por cien para publicar lo que los demás no porque no sabían o por distintos intereses. Dio la primicia del apoyo militar, logístico y político de EE.UU. para matar a Reyes. Mostró las pruebas de la reunión del contralmirante Joseph Nimmich con el Jefe de Estado mayor colombiano, David Moreno, dos días antes de la muerte de Reyes.

Además se da el lujo de cada día sacar un informe y una investigación sobre los temas que otros medios no tratan, como por ejemplo la cantidad de ñoquis que ya contrató Macri en sus tres meses de gestión y el aumento de sueldo a todos los funcionarios del gobierno de la Ciudad más 2700 pesos no remunerativos de premio "en caracter excepcional". Cosas de las que otros no hablan y aquí salen a la luz.

Ese Domingo supe que ya nada sería igual. Que cuando quisiera informarme y entender ya tenía dónde recurrir. Sentí que de nuevo iban a haber periodistas comprometidos trabajando para un medio de gran difusión. Mis ansiedades recobraron más fuerza y miro el futuro con mayor incertidumbre.

Después de la primer leída, lo cerré y me dije: "Por fin un diario."