lunes, 26 de noviembre de 2007

El autismo del siglo XXI

La calle es una invasión de gigantografías de celulares y está teñida de todos los colores de las compañías más importantes de telefonía celular en nuestro país. La gente deambula sin rumbo mirando la nada, se chocan entre ellos, entran a un kiosco y la empleada hace malabares para entender al cliente ya que le hablan por la mitad. Una mitad con el aparatito y la otra con la persona. En los autos, los conductores parecen hablar solos, ya que ni siquiera tienen visible el teléfono celular, usan el manos-libres.

Años atrás, comunicarse con alguien a distancia podía tomar quince días. Viajar del conurbano bonaerense a la Capital Federal implicaba estar comunicado durante todo el día. Pero poco a poco la tecnología comenzó a avanzar en materia de comunicaciones. Tanto es así, que muchos científicos llaman al siglo pasado como “El siglo de las comunicaciones”. Una época en que los celulares se fueron metiendo lentamente en nuestra vida diaria.

Como toda innovación tecnológica, en este sistema se aprovechó a los teléfonos móviles para explotarlos como productos manufacturados impuestos bajo un marketing consumista propio del capitalismo. Los resultados han sido mejor que los esperados. Hoy, casi nadie prescinde de un teléfono celular para desarrollar su vida cotidiana: una adolescente sale de su casa y le envía un mensaje de texto a su amigo para avisarle que ya está en camino, una madre llama al celular de su hija para saber dónde está, un empleado recibe un llamado de su jefe para preguntarle cómo va con su trabajo, los chicos se mandan mensajes entre ellos sólo para quemar el tiempo y los más fanáticos viven consultando el horóscopo, participando de sorteos y votando candidatos de reality-shows vía sms.

Así es la vida de hoy, con clases interrumpidas por ringtones de alumnos –como también de profesores- que afectan su apropiado desarrollo, con jóvenes comunicados por celular que a la vez pierden el contacto con la sociedad, con personas que pierden la cualidad de escribir como corresponde, ya que lo único que redactan son escuetos mensajes de texto.

Muchas personas no imaginan su vida sin el teléfono celular. Pero basta con olvidarse un día el artefacto en su casa –siempre y cuando no sea una herramienta irremplazable de trabajo- para ver cómo nuestra vida puede desarrollarse sin problemas a pesar de no contar con él. Si estamos en la calle y es necesario realizar un llamado, nos podemos dirigir a un locutorio o teléfono público que abundan por todas las ciudades. Incluso muchos podrían reducir su nivel de stress al dejar de recibir tantos llamados inoportunos que nos abordan a diario.

Lamentablemente, al hablar de celulares y aislamiento, no podemos dejar de mencionar el rol que juegan las computadoras e Internet en la vida de la gente. La tendencia al sedentarismo va en crecimiento junto con la de aislamiento. La juventud que antes formaba sus valores en la calle, en el club, bibliotecas o hasta en centros culturales, ahora se forma delante de un monitor al ritmo de las pop-ups (ventanas emergentes) y los programas de mensajería instantánea como el MSN Messenger, por citar un ejemplo. Esto no sólo genera el individualismo de las personas, que cambian sus relaciones con personas por artefactos electrónicos, sino que limita los horizontes de nuestra mente. Todo pasa a ser estructurado, estructuras débiles de palabras abreviadas e imágenes resplandecientes. Un bombardeo de información que debilita la mente y las ideas. Hace que se pierda la esencia del ser social, de relacionarse, de expresarse con el otro y aísla en un universo virtual que lo único que logra es acabar con la solidaridad, la moral y el respeto como otros tantos valores que constituyen una sociedad.

La inseguridad que tiene a la población al borde del abismo en estos días, logra que muchos padres prefieran tener a sus hijos en casa antes que estén jugando al fútbol en la calle, que viajen con sus amigos o se junten en cualquier otro punto de reunión social. Pero no tienen en cuenta que resulta más peligroso formar seres individualistas, automatizados y limitados a la hora de construir las bases para una nueva sociedad igualitaria, en donde los valores prevalezcan por sobre todo tipo de vicios.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

cabeza de tacho.. es lo que terminan siendo,los mas jovenes por querer tener el ultimo modelo y compentir entre ellos a ver quien es al mas cool, y muchos de los padres (mas abombados que sus propios hijos) por llegar al limite de instalarle un GPS al pobre puber, que lo unico que quiere es ganarse a la morocha que se sienta adelantente en el curso, y lo que menos quiere es que su madre interrumpa ese anhelado momento... son unos psicoticos de la gran M!!!!
Es entendible la necesidad de querer comunicarse con alguien al instante,en cualquier momento y en cualquier lugar, pero es una locura que influya tanto en nuestras vidas. Soy madre y de las jovenes. aunque nunca (ni en mi epoca dorada de rotation...)un simple telefono manejaba mi vida, ni la de mi entorno. se que para criar jovenes es dificil, ellos siempre estan un paso mas adelante, pero la idea es acercarse y entenderlos y lamentablemente que no sea un estupido, solo depende de nosotros y como muchos de los padres de ellos no quieren hacerse cago de que su hijo es un tarado, culpan a la pobre tecnologia, que teoricamente, como todas las cosas creadas por el hombre en el mundo estan hechas para el bien de todos, siempre que esten bien empleadas.

Anónimo dijo...

Aunque autismo sea una palabra dura creo que en esto fue bien elegida.
Tengo 22 años y tuve la suerte de criarme con mis amigos en la vereda...Hoy por hoy se piensa que el chico que vive de esa manera es porque el padre no lo cuida, porque es un vago, etc.
Antes tenias los dibujitos a las siesta y a las 4 ya salias a la calle hasta las 9 de la noche, andabas en pata y no existia ningún tipo de miedo, a lo sumo, que te mordiera un perro.
Hoy los chicos se crian con la pc, con la play, etc, y se vuelven autistas como bien decis.
Y aunque yo he vivido el auge de internet recien a mis 15 años, puedo decir que hoy soy víctima de esto. Es más, mientras leía tu post me reía sola!.
Personalmente me doy cuenta de este autismo por ejemplo con la música. La música supongo que ya no se vive como antes. Ya no se comparte. Hoy te bajas tu música, la escuchas, quizás hasta te canses de hacerlo, pero no tuviste posibilidad quizás de generar un intercambio. El acto de disfrutar de la musica se vuelve autista y se pierde de vista el hecho de juntarse con alguien y compartir buenos cds e intercambiar opiniones, o simplemente tirarse a escucharla.
Y ni hablar de la lectura.
Creo que para nosotros y las generaciones q vengan, va a ser necesario una prevención/educación antes de que olvidemos lo bueno, necesario y natural que es estar y compartir con otros sin que intermedie un celular, un monito o unos auriculares.
Sludos!

Anónimo dijo...

Pauli
un chistecito ( de los nuestros)
ehh no entendi, que hablas de los celulares??, ahh si si,claro tiene que ver no??
lleva acento???
jajajajja
besos marian !!!