jueves, 25 de octubre de 2007

Muchas encuestas, una realidad

La mayoría de las encuestas realizadas por las empresas consultoras están mostrando a Cristina Fernández de Kirchner como eventual ganadora de las próximas elecciones con alrededor del 40% de los votos. Pero las personas con acceso a Internet podemos ver otros resultados, por cierto, muy distintos.

En la mayoría de las encuestas online, la ganadora es una mujer, pero no es oficialista. Se trata de Elisa Carrió que, según algunas páginas, estaría sacando aproximadamente entre el 30% y el 40% de los votos. Muy cerca y casi con la misma cantidad de votantes se encuentra Roberto Lavagna que obtiene entre 21% y el 34%, dependiendo del sitio. El candidato menemista Rodríguez Saa aparece en algunas ocasiones tercero a una diferencia de entre 20 y 25 puntos del primero, peleando el puesto nada menos que con la candidata oficial que figura relegada al cuarto lugar.

Por otro lado, hay versiones que muestran como ganador al ex ministro de economía Lavagna y a la candidata del ARI (Coalición Cívica) como eventual segunda. El resto de las posiciones se repite.

¿A qué se deben estos factores? ¿Son “truchas” las encuestas que manejan los medios? ¿El domingo nos llevaremos una sorpresa?

En primer lugar, hay que tener en cuenta un factor clave: el voto clasista. ¿De qué se trata esto? El concepto de voto clasista encierra, sociológicamente, un fenómeno socio-económico que desde los albores del peronismo se viene repitiendo a lo largo de nuestra historia democrática. Se trata nada más ni nada menos que del decisivo rol que juega la división de clases en nuestra sociedad y consecuentemente, la división de ideologías e intereses.

Esta puede ser una arista para explicar el por qué de las diferencias entre las encuestas que muestran los medios a las que podemos ver en Internet o en el ámbito que nos manejamos diariamente. Reconozcamos en primera medida y superficialmente las clases socio-económicas de nuestro país: La clase-alta, la media-alta, la media-típica, la baja y la indigente.

En segundo lugar, es fundamental tener en cuenta que de las clases mencionadas anteriormente, sólo las clases alta, media-alta, y media-típica (en menor medida) pueden tener acceso “libre” a Internet en sus casas (cabe resaltar que muchas personas de estos status sociales no cuentan con el servicio en su domicilio porque no lo consideran prescindible para su vida, o bien, simplemente no lo desean). En contados casos, la clase baja tiene acceso a la red desde sus casas. Por lo tanto, la clase pobre o indigente no tiene la posibilidad de contar con el servicio, a menos que, por algún motivo puntual, concurra a un cyber-café o locutorio.

Ahora estamos en condiciones de realizar un pequeño análisis sobre las encuestas que se difunden en la red. Con lo expresado anteriormente, podemos observar que la mayoría de los “votantes” en dichas encuestas pertenecen a los sectores medios, medio-altos, y altos de la sociedad.

Además, como ya es sabido a nivel general, desde los sectores medios a los altos se encuentra el mayor grado de oposición al gobierno, ya sea una oposición desde la izquierda o la derecha. Entonces podemos decir que los resultados de las encuestas realizadas en la web son coherentes en cuanto al sector que está siendo consultado.

Ahora bien, ¿Por qué los medios muestran a Fernández de Kirchner como eventual ganadora de las próximas elecciones? Más allá de toda el dinero que el oficialismo invierte en los medios y todos los que asquerosamente muestran la realidad oficialista como única y prevalecedora, la respuesta está en las agencias consultoras. ¿Pero de dónde sacan estos números las encuestas? ¿Y por qué la mayoría no fuimos encuestados y no conocemos a nadie que le hayan hecho una de estas encuestas?

Como respuesta a la primera pregunta, podemos decir que los números son extraídos de una porción de la sociedad que representa, proporcionalmente, al resto de la población. Para poder analizar mejor este punto tengamos en cuenta que: El 34,8% es pobre o indigente; el 17,8% pertenece a la clase baja; el 21,3% pertenece a la clase media típica; a la clase media alta el 13,6% y el 12,5% a la alta.

Con números con los que vemos, podríamos afirmar que en las encuestas que se difunden en los medios son más los argentinos que no tienen Internet que los que sí. Consecuentemente, son menos los argentinos, contra lo que vemos en Internet, que votan a la oposición que los que lo hacen por Cristina. De esta forma, se podría explicar el resultado de las agencias que realizan las encuestas.

Con respecto a la segunda pregunta sobre por qué muchos de nosotros no fuimos encuestados y no conocemos a gente que sí lo haya sido, podemos decir que la Argentina es un país muy grande de aproximadamente treinta y siete millones de habitantes y en la diversidad, es muy difícil encontrar justo a un testigo de estos sufragios. Igualmente, hay que considerar que siguiendo las características de nuestra nación, las encuestas son distribuidas a lo largo y a lo ancho del país, y realizadas proporcionalmente a un número X de ciudadanos de las distintas clases.

Entonces, suponiendo sólo con que algunas personas de la clase media-típica voten a Fernández de Kirchner el domingo junto con la mayoría de las clases baja e indigente (supuestamente las que se sienten más beneficiadas por la actual gestión), el resultado de las encuestas difundido por los medios resultaría lógico.

Así se puede apreciar cómo toda encuesta depende de un contexto social, económico, geográfico y cultural. El hecho de que en Internet la mayoría de nosotros no vote por la candidata oficial, no implica que los resultados obtenidos de la red se vean reflejados el domingo en las urnas. Lo que no quita que de acá al domingo haya acontecimientos que puedan hacer cambiar de opinión a mucha gente. Vale recordar aquel 28 de octubre en que Herminio Iglesias cometió uno de los errores políticos más grandes de la historia: la quema del cajón con las insignias de la Unión Cívica Radical (UCR), un hecho que para muchos fue fundamental a la hora de elegir y que refleja claramente una de las facetas más representativas del “peronismo post-Perón”.

Igualmente, todavía no hay nada dicho y es fundamental no tomar como guía electoral a las encuestas que figuran en los medios o Internet y ni siquiera guiarse por el voto de amigos o familiares. La decisión es propia y si ya existiese un ganador sería en vano ir a votar. Por eso las elecciones hay que ganarlas, eso se hace en las urnas y depende de cada uno de nuestros votos.

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